Para el doctor Matías Garcete, uno de los jueces más jóvenes del sistema de justicia, los pilares fundamentales en los que se deben asentar las características de un juzgador son la disciplina, la solvencia y la honestidad.
Comentó que la ciudadanía merece tener un juez con disciplina para manejar su juzgado y no caer en morosidad judicial. Destacó que el magistrado debe saber cómo guiar a su equipo, un aspecto fundamental para que los plazos procesales sean cumplidos.
Mencionó que otro de los factores esenciales de un juez es que tenga solvencia intelectual, es decir, que posea el conocimiento necesario para ejercer el cargo y aplicarlo en sus fallos. Por último, pero no menos importante, resaltó la honestidad, ya que para llegar a la magistratura se pasa por numerosas dificultades, y quien alcanza el puesto debe ser honesto no solo con su capacidad, sino también para no desmerecer a quienes tienen mérito real.
“Considero que entre todo lo que debe tener un juzgador están la disciplina, la solvencia y la honestidad. Uno debe disciplinarse con el tiempo que tiene para estar al día en su despacho, quiero que revisen mi estadística para que vean que no miento. La solvencia radica en la personalidad propia, ya que debe ser solvente para estar en el cargo y argumentar sus fallos, lo cual implica conocimiento. La honestidad, más que un valor, es una secuencia de justicia. El lugar que ocupamos no es fácil de alcanzar; yo particularmente hice un largo camino para llegar hasta aquí», afirmó Garcete.
Agregó que celebra que la ciudadanía denuncie los actos de deshonestidad y critique los fallos de los magistrados, ya que la propia Constitución lo habilita y es un derecho de las personas y un mecanismo de control.
Cuando un juzgador deja de ser honesto jurídicamente
Señaló que un juzgador deja de ser honesto cuando miente, cuando lo que dijo ayer lo contradice hoy o lo borra con el codo, ya que eso causa inseguridad jurídica y se convierte en un acto de deshonestidad.
Dijo que sus alumnos de la Facultad le consultan sobre la aplicación de la prisión preventiva, que es de carácter excepcional, y por qué él como juzgador lo aplica. Garcete refirió que lo que deben criticar no es la aplicación de la prisión preventiva, sino si esa decisión está argumentada conforme a los tres requisitos para aplicarla: el peligro de fuga, la obstrucción y la falta de arraigo.
Un juez es deshonesto cuando decreta una medida de prisión sin haber analizado todos los presupuestos y sin emitir un razonamiento jurídico para resolver la aplicación excepcional de la prisión preventiva.
El magistrado Matías Garcete es abogado, notario, doctor en Derecho, máster en Ciencias Penales, máster internacional en Derechos Humanos por la CONAREP. Fue defensor público y ahora, a sus 35 años, es juez de sentencia especializado en delitos económicos y anticorrupción. Además, ha publicado numerosas obras jurídicas sobre derecho penal.