El monseñor Ricardo Valenzuela, durante una carta dirigida a la familia, hizo referencia sobre la administración de justicia y el hecho de corrupción que afecta al propio presidente con permiso de la Corte Suprema de Justicia, Antonio Fretes, y la desconfianza que se tiene hacia el manejo de la administración de Sandra Quiñonez en el Ministerio Público.
Subrayó el obispo que se esperan fiscales que no sean complacientes con los grandes delincuentes, y jueces prevaricadores que emiten resoluciones a cambio de un puñado de monedas.
El fuerte mensaje para los administradores de justicia llega luego del escándalo que salpica a Antonio Fretes, cuyo hijo firmó un contrato millonario con Hijazi vinculado al crimen organizado.
Respecto a la titular del Ministerio Público, también hizo referencia sobre la desconfianza que genera su administración en la ciudadanía, pidió que la justicia sea independiente y se separe de los poderes fácticos para realizar un trabajo como corresponde.
“Respecto a la administración de Justicia, hemos sido testigos de un reciente escándalo que afecta al más alto nivel de la Corte Suprema, corrupción que es la punta de un sistema desfasado y poco confiable. Así también, desde hace tiempo, se habla de la poca confianza que genera el manejo de la Fiscalía General del Estado. Se requiere de la Independencia de este organismo de los poderes fácticos para que realice su función con seriedad y ecuanimidad. No queremos fiscales gatillo fácil que imputan sin tener una base seria de un supuesto delito, tampoco queremos fiscales complacientes con criminales y perturbadores de la paz pública. Los jueces deben ser personas honestas, dignas y respetables cuyas sentencias y veredictos lleven el sello de la legalidad y de la justicia. No queremos jueces que prevarican, y que abusen de sus funciones o fraguen resoluciones a cambio de un puñado de peculio, por presión política del narcotráfico o de personas que se dedican a estafar y expoliar bienes ajenos. La administración de la justicia, tanto civil como militar debe tener en cuenta que trata con el destino de las personas, a veces injustamente procesadas” concluyó el monseñor Valenzuela en su carta respecto a la administración de justicia actualmente sumida en una crisis.
Por último, subrayó la necesidad de plantear una evaluación de la realidad nacional, no solo para criticarla sino para enmendar errores.