El camarista Hugo Garcete, un magistrado con 35 años de antigüedad en el sistema de justicia y de notoria honorabilidad, habló con Judiciales Net sobre las críticas hacia el Poder Judicial, y en particular sobre la figura de los magistrados. Dijo que esto es un reflejo de la sociedad, que atraviesa un deterioro moral, y que los magistrados provienen de ese mismo núcleo social.
Comentó que los jueces de la República no vienen de otro planeta ni de otro país, sino que pertenecen a la misma sociedad que atraviesa una terrible decadencia ética. Afirmó que el problema radica en el sistema de selección, ya que solo deberían acceder al cargo aquellos profesionales con sólida formación y ética.
Señaló que es posible reencauzar la situación que afecta a quienes ostentan el cargo de magistrado, aunque no sea un camino sencillo ni fácil. Una de las soluciones sería lograr la aprobación de la Ley de Carrera Judicial, una iniciativa largamente acariciada por los gremios de jueces, para designar a los más idóneos. Esta ley, incluso, pondría límites a la forma en que actualmente se designa a los magistrados.
Manifestó que deben existir reglas claras y objetivas para ingresar a la magistratura, ser confirmados y ascender, ya que la selección de la persona adecuada para el cargo es una tarea muy compleja. Tal vez no exista un método perfecto, pero con la Ley de Carrera Judicial se podrá aspirar a seleccionar al profesional más formado y ético, con el fin de que no defraude al asumir el cargo.
Señaló que, para la elección de un magistrado, es necesario tener en cuenta su formación y experiencia, ya que, si es designado sin experiencia, será una persona que aprenderá estando en funciones. Y si accede al cargo sin formación académica ni valores, ya no hay nada que hacer. Por ello, es fundamental contar con un filtro firme y objetivo, que permita llevar a la magistratura solo a personas idóneas.
Para Garcete, la función del magistrado es sumamente sensible y determinante para la sociedad, porque se encarga de restablecer los derechos que pudieran haberse visto afectados de las personas involucradas en un litigio. Por ello, resulta sumamente importante designar en el cargo a los más preparados y honorables, capaces de ejercer con responsabilidad.
«Nosotros somos el fruto del nivel actual de las personas que integran nuestra sociedad. Hay un deterioro de valores morales y éticos que se observa en todos los campos y profesiones. Lo que sucede es que esta función es tan sensible y determinante, que la esperanza está puesta en la magistratura, en el magistrado. Por eso, es más notorio cuando fallamos al sistema. El camino para reencauzar esto no es fácil ni corto. ¿Dónde se inicia la labor de un magistrado? En su ingreso al Poder Judicial. La vía de ingreso me resulta fundamental. La persona designada debe estar formada y tener valores; de lo contrario, ya no hay nada que hacer. Para eso es necesario que la Ley de Carrera Judicial sea una realidad», sostuvo Garcete.
Por último, el magistrado señaló que podría parecer que todo tiempo pasado fue mejor, pero que no perdía la esperanza de recuperar la credibilidad ciudadana en la magistratura.
Hugo Garcete empezó su carrera en el sistema de justicia como ujier, luego fue actuario, defensor público, y durante 19 años ejerció como juez de primera instancia en lo civil. En la actualidad, desde hace dos años y medio, se desempeña como camarista en el mismo fuero, completando así 35 años en la justicia.