Un juez canadiense ha determinado que el uso del emoji de pulgar hacia arriba puede ser interpretado como una forma de aceptación de un contrato recibido a través de una aplicación de mensajería. T.J. Keene, el juez encargado del caso, emitió esta decisión en respuesta a una demanda presentada por un demandante que reclamaba 82.200,21 dólares canadienses más intereses y costas al demandado por incumplimiento de contrato y daños y perjuicios.
La demanda se originó cuando un comprador de grano, Kent Mickleborough, envió un mensaje de texto masivo a sus clientes anunciando su intención de adquirir 86 toneladas de lino a un precio de 17 dólares canadienses por ‘bushel’. Durante el proceso, el comprador se comunicó telefónicamente con el agricultor Chris Achter y le envió una foto de un contrato, solicitando que confirmara su aceptación del mismo. La respuesta de Achter fue sencilla: un emoji de pulgar hacia arriba.
Sin embargo, Achter no entregó la linaza en la fecha acordada, lo que resultó en un incumplimiento del contrato, ya que los precios de la cosecha habían aumentado en ese momento. El demandado negó haber aceptado el contrato argumentando que no se había redactado ni firmado ningún documento formal. A pesar de esto, el juez Keene sostuvo que el emoji de pulgar hacia arriba tiene un significado ampliamente reconocido, que se utiliza para expresar aprobación o asentimiento en las comunicaciones digitales.
La sentencia del juez Keene también descartó las preocupaciones planteadas por la defensa en relación con posibles interpretaciones de otros emojis, como el «choque de puños» o el «apretón de manos». El juez afirmó que el tribunal no debe intentar frenar el avance de la tecnología y el uso común de los emojis. Además, señaló que el emoji de pulgar hacia arriba es tan válido como una firma y que los tribunales deben adaptarse a la forma en que las personas se comunican en la «nueva realidad».
En consecuencia, el agricultor Chris Achter fue condenado a pagar 82.000 dólares canadienses por incumplimiento del contrato. Esta decisión sienta un precedente en Canadá y destaca la importancia de considerar los emojis como una forma de comunicación vinculante en el ámbito legal.
El caso en Canadá recuerda a un precedente similar en España, donde un juez de Vigo dictaminó que los mensajes de WhatsApp pueden ser considerados como contratos verbales vinculantes, aunque en ese caso el emoji no fue protagonista de la controversia.
Fuente: Genbeta